Una energía mística llena de niebla fresca a Sudamérica. Un paisaje donde habitan los nevados junto al calor afro, la selva, bajo la ventisca andina. Así la música, así el experimento de Nicolá Cruz que estos días salió al mundo en forma de nuevo disco.
Luego de seguir con naturalidad un proceso de búsqueda musical por la electrónica y las músicas de raíz, el productor se sintió listo para lanzarlo. Prender el Alma formula un concepto en el que los ritos y la magia son elementos muy presentes y se traducen en ondas sonoras. Diez canciones se amalgaman en un solo material que llama a ampliar la mirada. “Prender el Alma implica despertar el alma, elevar el alma hasta un punto de tener más consciencia, más periferia. Estas canciones hacen para mí eso. Cumplen ese papel ritualístico de liberar esta visión, de sanar.”
Nicolá preparó su disco en su casa, en Tumbaco. Ahí -donde hay montañas y el paisaje urbano se difumina entre el monte-, fue más fácil dar sentido a su brebaje envuelto de ritmos recogidos por todas partes. Eso le da una sonoridad única, diferente a la de sus creaciones de años atrás donde el house o el techno aparecían con más frecuencia.
Si lo escuchan, notarán que no es precisamente un disco de fiesta, pero sí de ceremonia. Muchas de esas canciones han aterrizado en paisajes mestizos con características de diversas regiones de Latinoamérica, no recurren a la velocidad y terminan siendo más bien down-tempo. Un poco burlándose de las denominaciones y otro poco por lanzar un tag al aire, Nicolá lo llama Andes Step. “Cuando hablamos de sonido de raíz, pienso como sonido de orígenes que hacen alusión a sonidos tradicionales que provienen de donde uno viene. No es dubstep, pero es de los Andes. Tiene step también, un beat”.
¿Qué ritmo te inquieta más, entre todos los que has explorado?
Hay bastantes ritmos híbridos que incluyo en el disco. De repente, tomo alguna influencia de percusión afro, pero la mezclo con alguna flauta más andina o selvática. Pero hay un tema en particular, muy bonito, que se llama ‘Puente Roto’. Es extremadamente afro y sale de un ritmo del Perú que se llama festejo. Se lo toca con cajón y digamos, una instrumentación muy propia del afro del Perú. Tiene quijada de burro, por ejemplo, tiene un instrumento que se llama la cajita, palmas, algo que le da un color muy chévere.
¿Hay una particular importancia de la percusión en tus temas?
Podría decir que siempre parto de la percusión. No siempre, pero de ahí salí, por ahí aprendí la música. Empecé tocando la batería y más adelante me dediqué más a la percusión afrocubana. Entonces muchas veces empiezo a componer bajo un motivo rítmico o las canciones, así sea que toque sintetizadores o vocales, pruebo con posibilidades bastante rítmicas. Digamos que así fluyo. Ahora cuando escuches el álbum, verás que todo es bastante rítmico y eso a veces tengo que contrastar un poquito porque no todo puede ser rítmico; a veces tienes que enfrentar eso con un contraste no rítmico.
El disco tiene colaboraciones interesantes que permitieron que el sonido crezca y dé sentido a una elevación colectiva. Ninguna participación es casual. Aparecen nombres como Nicolás Dávila, Tanya Sánchez, Rodrigo Capello o Sebastián Rubiano en la composición de temas. Huayra Ukai continúa siendo la compañera de canciones que sorprende con su voz y su sensibilildad, incluyendo su protagonismo en “Colibria” el primer single del disco.
Así sucedió también con otros aspectos. El alma pudo prenderse gracias a la participación de otros actores con los que Nicolá aprendió a trabajar en este nuevo camino. Algunos nuevos amigos más del lado de la industria de la música como Agustín López de Charco Music, su manager, y Grant C. Dull el director del sello ZZK Records.
También están aquellas personas en quienes confió en el aspecto más artístico, del que está completamente a cargo Nicolá. Ideas que van complementando una idea general, mentes y corazones que lanzan ingredientes para el concepto más grande de Prender el Alma. “Me he tomado el tiempo de buscar a esa gente y un poco con sinceridad y admiración me he acercado para trabajar juntos”. Así pasó con Gabriel Pérez, y juntos levantaron un concepto fotográfico de su imagen muy ligado a la sinestesia con sus canciones.
Actualmente, ningún tema que compone nace sin tener su relación con una idea madre que guarda el productor en su cabeza: una forma de crear que le ha dado la experiencia. Desde su dedicación a la selección de música como DJ, hasta su participación en el sello de Nicolas Jaar Clown & Sunset, todo, todo ha formado parte de su crecimiento. Tuvieron que pasar ocho años, desde que se inició como compositor de electrónica, para tomar este camino ligado a la música de raíz, en la que encuentra, ahora, material infinito para investigar y desarrollar nueva música.
¿Cómo llegaste a la música que estás haciendo ahora?
Creo que fue una decisión inconsciente. Siempre me he sentido ecléctico en la música. Algo que decidí tiempo atrás es que no me voy a atar a un solo género, y si la industria de la música te dice lo contrario, entonces qué pena. La verdad, hago esto y qué tal que el segundo disco es otra historia. Está bien que me gusta que pueda ser así. Por ahí en 2009, hice el tema que se llama ‘Sanación’ y bajaron los tiempos, bajó la gravedad de la música que hacía. Bajó más a tierra, a la raíz. Inconscientemente seguí trabajando este otro campo y me gustó lo que estaba haciendo. Sin pensar: “esto es lo que voy a hacer el resto de mis días”.
¿Nos cuentas sobre el proceso de investigación en tu trabajo actual?
La palabra investigación es un poco por donde va. Mi curiosidad parte del sonido, de las ciencias sonoras. Es lo que me cautiva. Mis oídos son lo que más desarrollado tengo entonces esa es mi atención siempre. Desde siempre he buscado un montón de discos y desde 2011 colecciono formalmente. Siempre he buscado una cadencia o cualidad que tiene cierta música o instrumentación que da este tono místico. Ancestral abarca mucho. Podría ser más tradicional o folklórico la palabra. Es una estética sonora que siempre me ha llamado la atención. Trabajar sobre cosas como brujería o ritual. Inclusive el hecho de cómo haces esas cosas si es de alguna forma muy ceremonial, en la forma cómo preparas tus instrumentos. Siempre he sentido que es un proceso que me ha salido naturalmente o por el me que he sentido atraído.
Su presencia es ahora más fuerte. Los lugares de su gira internacional con este disco, son más del triple de los que recorrió junto a Jaar en 2011. Participó en los festivales Hermoso Ruido, en Bogotá y es parte de un exquisito line up en el Estereo Picnic 2016. Ese camino lo estimula a crear bajo esa cadencia y pensar con meses de anticipación. Sin perder el tiempo, prepara un disco de remixes y produce uno nuevo que tiene más de la mitad de desarrollo.
Lanzar un álbum le significa largos viajes de más aprendizaje, pero sobre todo la posibilidad de exponer su música a miles. Una prueba del retorno de su curiosidad, con la que indagó ritmos y sensaciones de su región de origen. La invocación a continuar elevándose se vuelve ahora una posibilidad más real, con colores más intensos y el frío de la montaña advertido por un Nicolá de frente, con un poncho, invitándonos a Prender el Alma.
Escucha el disco a continuación: