Elia salió de Ecuador cuando todavía era Elia Liut. Ahora, despegado de aquella extensión y relleno de fortaleza por los retos de su vida, Ignacio Izquierdo conversa sobre sus momentos actuales. Él allá, en Seattle. La nostalgia emana de sus palabras metalizadas por la conexión virtual y de ellas florece una alegría creciente mientras fluye la conversación. Va a venir. En un mes su avión aterrizará en Ecuador y con él, decenas de composiciones que tomarán sentido al sonar en una banda durante los próximos dos meses. Ya está todo planeado: Elia regresa un ratito. Su renuncia está puesta en la oficina desde donde surge esta conversación para contarnos qué pasó con su EP ‘Sentir’ y que pasará con él cuando llegue a Quito.
¿Hacia dónde va el proyecto? ¿Cómo ha sido el proceso pos-lanzamiento del EP ‘Sentir’?
Seattle es una ciudad muy interesante. Cuando supe que venía me emocioné porque hay una escena independiente bastante marcada desde los años 90. Claro, yo vine con la idea de que iba a ser muy fácil encontrar con quién tocar y la verdad es que es muy difícil. La gente acá es bastante reservada, fría, parca, en el sentido de que el rato de que se concrete algo para tocar con alguien, no pasa. No sé todavía por qué, pero así es. Después de un tiempo de tocar con gente, me dije: ‘voy a hacerlo yo solo, a mi propio ritmo y si no tengo con quién tocar, voy a tocar todos los instrumentos’. Mi objetivo para 2014 fue desde el principio sacar un álbum, sea un EP o uno largo. Los costos era muy altos para sacar un LP, me hubiera salido un ojo de la cara. Tenía que pagar productor, todos los gastos de estudio, de mixing, de masterización. Entonces en una forma de ver cómo administrar mejor mi dinero, me dije, bueno, saquemos un EP que se identifique con lo que he estado haciendo. Curiosamente, cuando llegué yo quería que Michael Lerner de Telekinesis toque la batería y Steven Aguilar sea mi productor. Por una razón extraña llegó a ser así.
¿El giro a cantar en español en ‘Sentir’ alimentó tu ruta profesional como músico?
Sí, totalmente. El tema es cómo marquetear temas en español desde afuera. Yo escribo canciones en inglés y en español a la final, son los idiomas que hablo, soy gringo, pero también estaban las ganas de hacer algo distinto, estando en Seattle. También es estratégico. Varias veces han puesto mi música en KEXP y es porque mi música es en español. De otra forma, hubiera sido una más de las bandas que tocan en inglés aquí. He estado tratando de marquetear el EP tanto en Seattle como en Ecuador, un poco dejando que la gente vaya cachando la música a su propio ritmo. También estoy consciente de que lo que es estar lejos. En parte es eso, la necesidad de usar el idioma, lo otro es, bueno, ‘cómo distinguirme’ en Seattle y por último es un tema cultural. Fue una acción bastante espontánea de mi parte, hacer algo que no había hecho desde mi época con Motozen. Fue muy rico y una última razón era mostrar mi versatilidad. Si en algún momento me preguntaron por qué componía en inglés, bueno, todo es por amor a la música, de hacer algo por mí y crear cosas nuevas y distintas.
Ahora que estoy planificando el nuevo álbum, tengo canciones en español y en inglés. Diego Recalde (Dr. Chiquito de Estéreo Humanzee), quien va a producir el disco me dijo “yo te sugiero que grabes en ambos idiomas” y era algo que yo también tenía pensado.
¿Qué vínculos mantienes con Ecuador y qué temas sí los has abordado en Seattle? ¿Tu audiencia sigue en Ecuador?
Sí, la mayor parte de mi audiencia está en Ecuador. Últimamente, a raíz de ese artículo de Mute Magazine, me empezaron a seguir personas de México, de Argentina, Chile, de Perú, Brasil. Incluso de otras partes de Europa. Mi carrera musical la empecé en Ecuador, pero no estoy ahí. Es interesante, es una cuestión bastante cultural. Ahora, sabiendo que iba a Ecuador, quería dirigir mis mensajes a la gente de allá y mostrar la música. La idea, creo que a la final es seguir difundiendo la música globalmente. Si he tenido un dilema en toda mi vida, ha sido ese, de no saber realmente de dónde soy. Al tener un padre diplomático he pasado la mayor parte de mi tiempo en otros países. Soy ecuatoriano, tengo pasaporte ecuatoriano, me puedo sentir patriota, pero me siento un ciudadano internacional más que ecuatoriano. Mi experiencia es distinta a la de otras personas.
Pero, ¿continúas haciendo conexiones con Ecuador? Por ejemplo, un artista visual quiteño dirigió tu videoclip para “Vacío”
Boloh, el Daniel, es mi primo hermano y me encantó su propuesta. Nos conocemos desde guaguas y fue a raíz de que él me contactó para hacer un video de una de mis canciones. Yo creía que capaz iba a ser mejor hacerlo con Vacío porque sería un tema experimental y fue así de sencillo. Me gusta el proceso natural de cómo suceden las cosas. últimamente he cambiado mucho mi forma de pensar y estoy tratando de aprovechar cada segundo. En parte, fue por la muerte de nuestra hija que nos afectó un montón. Antes hubiera tenido la perspectiva de que tiene que ser perfecto, de que tiene que ser como está en mente. Ahora en cambio tengo una mentalidad de acción: si hay algo que me gusta y está bien, por qué no hacerlo. Porque no hay que perder tiempo y cómo se van aprovechando las oportunidades.
¿Estos momentos fuertes provocaron este viaje a Ecuador?
Totalmente. El viaje a Quito es un viaje de reencuentro. En parte voy para dedicarme a lo que más me gusta, que es hacer música. Yo no me he presentado en un show hace dos años en Quito, ¿cachas? Entonces se ha ido acumulando esta necesidad de presentarme. Este es un viaje emocional, que me va a servir para analizar todo lo que ha pasado y recanalizar mis energías y empezar desde cero otra vez, cuando regrese a Seattle en agosto. Ya está todo hablado. Tengo en mente dos conciertos, el uno es en la Fiesta de la Música en Cuenca, que están por confirmarme, y también tengo una invitación de Paola Navarrete para el lanzamiento de su disco en junio. Me encantó esta invitación porque es otra forma en que validan mi música.
Lo chévere también es que, a propósito de la banda que me va a acompañar, en una reunión le decíamos Motototem; el Lucho [Luis Alberto Cisneros] y el Alejo [Alejandro Naranjo], tocaron en Motozen y el Pedro Ortiz en la Batería, el Mauro Samaniego en la otra guitarra y la Camaleön en los teclados. Estamos súper emocionados y puedo confirmar que vamos a tocar unas dos canciones de Motozen y de Totem, no sé. Estoy muy abierto a ver las opciones y pasarla bien. Estoy viviendo el ahora. Viajaré a Ecuador, quiero tocar, voy a grabar un disco. Quiero accionar el momento. Y bueno, esta vez, quiero ser un frontman legítimo, sólo dedicarme al canto.