Apareció la noche de un sábado en las redes sociales y ahora ha empezado a regar contenido con diferentes firmas. Se trata del proyecto de XX personas que ejercen el periodismo por gusto y convicción. Una página web sencilla con contenidos diferentes bajo la descripción de “periodismo de autor”. Aquí les damos cinco razones por las que deberían colocarla entre sus favoritos y estar atentos al lanzamiento de nuevos textos y material que esta página juvenil ha desperdigar por los medios digitales.
1. Autores empedernidos
Quienes escriben, son los mismos creadores de la página. Con la inquietud de tener una plataforma en la cual despegar un proyecto independiente, se reunieron luego del trabajo y la universidad. Cansados pero llenos de ideas, sabían que querían algo propio, sin mucha pretensión y donde pudiera cada uno ser dueño de su formato y sus temas.
Así se constituye La Mala Letra con principios claros: es un sitio de libre ingreso, hecho para ser leído y explorado con facilidad e intuición. Este sitio tiene una intención de diferenciarse de los portales más de tipo blog que a duras penas tienen una diferenciación en formato para cada sección. La Mala Letra es producto de un capricho por hacer las cosas más atractivas.
2. Temas frescos
La coyuntura en los medios tradicionales es algo que ya está posicionado… en los medios tradicionales. En La Mala Letra encuentras temas actuales, pero con un tratamiento que varía según la óptica del autor. Aquí no hay limitaciones de espacio o censuras previas de contenido. Eso delimita su independencia y su diferencia como una vía alternativa de apreciar lo que sucede en materias diversas.
Por ejemplo, en la crónica Los Chicago Boys y la educación chilena, el autor trata los cambios que fueron instaurados en épocas de la dictadura y siguen vigentes. A días de la posesión de la presidenta Michelle Bachelet, es básico contar con puntos de vista externos, más aún si quienes lo emiten tienen alguna filiación con el país del que se habla n el artículo (el autor es chileno-ecuatoriano).
3. Fotos guapas
Todos los sitios web que incluyan texto y cuya audiencia incluye a un público joven, debería convencerse de lo vital de tener una propuesta visual atractiva, catchy. No basta con el texto encantador y la creatividad en el uso de la palabra. Aquí la imagen le da un plus y no hay nada que hacer con ese valor agregado que se alterna en medio de los párrafos para dar información a un lado distinto del cerebro. Un claro ejemplo de cómo una fotografía impecable facilita el encantamiento con el texto se puede ver en la entrevista a Gabriela Ponce, Tres máscaras teatrales. El color y las miradas nos abren la vena de la curiosidad para conocer al personaje permiten descansar del texto entre un espacio ajeno que nos interesa: el cuarto de la entrevistada y los objetos que hay en él.
4. Shampú de formatos
La Mala Letra aplica nuevamente, algo lógico para estos tiempos: explota varias posibilidades digitales a su alcance. Aunque es un proyecto novel y continúa desarrollando innovaciones multimedia, se posiciona a través de géneros periodísticos clásicos como la crónica, el reportaje y la entrevista, pero también asume su posición de medio 2.0.
De tal manera que las entrevistas guerrilla, con grabadora en mano, editadas en línea con una finalidad, también cuentan. El periodismo de autor intenta rebasar los umbrales de lo tácito para explorar nuevos formatos. Juntos, forman una amalgama que todos deberían saborear.
5. Localidad sin cerrojos
He leído muchas páginas que tratan temas bajo un ojo similiar a La Mala Letra, pero cuyo radar sondea con más atención, los acontecimientos y situaciones que se viven en sus lugares de origen: México, Colombia, Estados Unidos, Argentina…Y no lo critico. A lo que voy es que me he acostumbrado a apasionarme con historias que muchas veces siento demasiado lejanas, a falta de unas que me hablen de espacios comunes.
El narcotráfico, la migración, el arte pueden cambiar en formas radicales según la geografía desde dónde se los analice. Digamos que a veces, la cercanía se siente bien. Sin embargo esa no es premisa base ni definitiva de La Mala Letra. Habrán colaboradores que escriban desde sus ópticas en distintas partes del mundo y esa variedad de perspectivas da riqueza al contenido de la página.
Léala, explórela, toque todos sus puntos frágiles y acaricie sus letras en diferentes posiciones. Este es un punto en contra para quienes dicen que en estos tiempos ya no se lee. Sabemos que se lee menos, tal vez, pero hay pretextos como ese de poner en favoritos la página que nos sedujo en algún momento, y pueden ser suficientes para introducirle a las letras una y otra vez e incluso dar un click por más>> lamalaletra.com