Aprovechar la efervescencia de música independiente en Ecuador. Esa es la consigna. Hoy empieza una serie de muestra de bandas emergentes que Radio COCOA sugiere explorar. Esta dosis inicial incluye una banda de rock-grunge y otra de world music. Ojo al piojo.
Mönösapiens
Rock sucio de garaje con una chica como lead vocalist es algo que hace rato no escuchaba por acá. Esta banda de grunge, funk, pero sobre todo de rocknroll prende sus equipos y se convierte en un personaje más intuitivo que racional, en un monosapiens.
El instinto de animal que llega cuando se hace música es algo que los autodidactas entienden bien. No se trata de una banda de músicos académicos sino de personajes con impulsos musicales basados en lo que escucharon desde pequeños: rock al estilo de los clásicos.
Lo que comenzó como una reunida casual entre dos amigos, ahora lleva este nombre de homínido indefinido y se compone de la voz de Doménica Terán, Mauricio Jijón en la batería y Efrén Astudillo en la guitarra.
No superan los 23 años de edad, pero le echan muchas ganas a tocar. La voz de Doménica, que habíamos escuchado antes en temas de folk, en Mönösapiens se vuelve agresiva muy en la onda de vocalistas como Patti Smith o Pj Harvey.
“Hay un riff que se engancha a tus zapatos, un rico solo de guitarra, la batería siempre embalada y ese vocal hook de la Dome que les engatusa a todos, en vivo y en estudio, vamos directo” – Mauricio Jijón.
Salú
Desde varios puntos geográficos, todos se encontraron en Buenos Aires para cantarle a la naturaleza, a lo cercano, a lo cotidiano. Morir se dice cuando algo no renace. Y en ese sentido, Salú nunca murió a pesar de haberse separado en 2010. Guayaquil fue el nuevo centro desde el que empezaron a batir sus influencias diversas para cocer una suerte de folklor contemporáneo.
Se llaman Salú la mayor parte del tiempo, pero se alargan a “Salú y los Tambores del Oeste”, cuando se reúnen con una academia de percusión argentina. Estos últimos cuatro meses se la pasaron con ellos, girando por varias ciudades y pueblos del país del sur hasta llegar a Ecuador para mostrar su canto.
El movimiento de la banda, el alcance de un sonido sólido creado ahora desde la Perla, los hace merecedores de la atención de la escena local. Su propuesta de ‘música mundo’ se arraiga a raíces étnicas de varias partes del mundo y el resultado es la buena onda en sus letras (líricas «de calle y montaña»), y la alegría y movimiento en sus melodías.
La mística acompaña la propuesta desde cerca. Se influencian mucho de los cantos de ceremonias shamánicas de América, y en ritmos latinoamericanos vividos en viajes por el sur del continente. Ese bagaje les lleva a publicar su primer disco: «Todo el mundo sueña en el bus» con el que han viajado y el punto de partida para su próxima producción discográfica.