Un proyecto implicado con la problemática de la migración. Así es la obra de Gabriela Ruiz, quien ha creado el personaje de Madame Ho. Nos acercamos a su poesía.
“Mi cédula dice que nací en Quito, pero yo me asumo como una mujer fronteriza. La consciencia de ser fronterizo se construyó después de un viaje largo, reconociendo el viaje de mis ancestros. El de mis bisabuelos, el de mis abuelos, el de mi padre como migrante y el mío también durante el tiempo que estuve viviendo fuera del Ecuador”, dice la poeta Gabriela Ruiz, trasladándose entre ensoñaciones a los lugares de los que habla.
Gabriela es una mujer mestiza de ascendencia china, migrante y fronteriza. Está fuertemente implicada con la problemática social de la migración glocal (local y global) y las luchas políticas de las mujeres que resisten en un mundo donde la inequidad reina y los derechos humanos son pisoteados. Para ella, “los escritores no aparecen de un día para el otro, son o somos el resultado de procesos de vida, de lecturas, de viajes”.
Por esto se define a sí misma como una ciudadana poeta que ha decidido abandonar un proyecto estético individual para abrazar un proyecto artístico colectivo donde su poesía “está comprometida con sus tiempos, con la lectura de los sucesos que afectan a la sociedad y con el contexto histórico donde (el propio poeta se desenvuelve)”. Ello le demanda tener una postura frente a la realidad y manifestarse desde ahí.
Gabriela escribe desde la frontera, lugar donde residen y circulan los marginales. Su poesía nace desde las entrañas de su propio cuerpo y de las historias que le han sido contadas por otros que, como dice, siempre aman y combaten en los espacios fronterizos.
Para la poeta, estos marginales, que son víctimas de regímenes opresores, de un capitalismo absurdo y de la restricción en las fronteras, resisten moviéndose en búsqueda de mejores oportunidades de vida. Por esto, sus cuerpos están llenos de cicatrices que revelan la decisión de vivir y arriesgarse a ser felices atravesando la muerte y el sufrimiento.
“En el poemario en general existe ese juego del deseo, de las emociones, de la historia. Tiene mucha de mi experiencia y mi recorrido como investigadora de migración en la frontera y de las historias que compartí con los migrantes en pleno desierto junto a los ríos… en frío, en días de muchísimo calor”.
Para su ópera prima, Gabriela creó el personaje de Madame Ho, que la acompañará tanto en la escritura como en el performance. Esta madame de ojos rasgados, piel amarilla y voz poderosa proviene de dos inspiraciones: una es la resistencia de los migrantes chinos por encontrar su lugar en Latinoamérica en medio del racismo. La segunda se refiere a la explotación laboral y la fantasía del Lejano Oriente y sus misterios, donde las mujeres chinas y sus cuerpos fueron y son objetos exóticos de deseo y temor, de amor y odio.
“Madame Ho es migrante, siempre que leas de ella está en algún lugar donde no nació, al que no pertenece, en el que no habla el mismo código y eso la hace marginal, de hecho”. Este personaje está siempre en movimiento, cruzando fronteras controladas por fuerzas militares o policiales, abriéndose camino entre las cercas y muros que separan a los pueblos y desafiando todo orden establecido, por su propia voluntad de moverse, como nos dice la poeta.
Aprovechando esta plasticidad de la figura de la madame oriental migrante, Gabriela abre su voz a las posibilidades del amor, la locura, la guerra y, sobre todo, el reconocimiento del otro. Ésta es la madame que nos contará historias de amor y desamor y de fuerte deseo por otros cuerpos y otros espacios. Y también nos hablará sobre el dolor y la nostalgia por la pérdida de seres queridos, la muerte y la incansable búsqueda de uno mismo en contextos de desolación y desesperanza.
En este poemario, estos paisajes poéticos, como los llama Gabriela, son “la posguerra y el encuentro con el enemigo, que puede ser amoroso, erótico y de reconocimiento”. Gabriela dota a la madame de una belleza y feminidad diferentes que, al expresarse, se enfrentan no solo al Estado sino también al patriarcado y a los imaginarios de lo que es ser mujer en Occidente.
“Y por eso para mí era muy importante que la madame no solo dijera, compartiera, deseara, sino también que se moviera. Entonces, en ese disfrute, en ese gozo que tiene Madame Ho de hablar en voz alta de su deseo, para mí hay una gran afirmación de su presencia como mujer, como este cuerpo femenino que ama y que combate, tiene conciencia de estas dos cosas y que además tiene cicatrices”.
La madame puede ser una y mil mujeres, posicionándose en escenarios de posguerra en diversas épocas y lugares. Es así como la madame nos habla desde Hiroshima y Nagasaki un 19 agosto de 1945, desde Estados Unidos en el año nuevo de 1953 o desde la Nicaragua de 1979, entre otros.
Todos estos espacios y fechas evocan el después de grandes hitos históricos: la historia no contada de quienes se quedan levantando las cenizas y los huesos de la guerra. Ella rescata del olvido las historias que se escriben en los márgenes del conocimiento hegemónico.
Sin duda, uno de los poemas más desgarradores es 1968, que nos sitúa en un México desangrado por el terrorismo de Estado. La poeta utiliza esta situación para evocar otros escenarios de violencia, desaparición forzada y muerte en la época contemporánea.
“Pensaba en ese dos de octubre de 1968, donde mataron a tantos jóvenes, obreros, ferrocarrileros, médicos en la plaza de las tres culturas (Tlatelolco) y como también se silencia y se mata a un montón de jóvenes en las calles. Es eso lo que estaba pasando en México y, siendo humanos, uno no puede quedarse callado. Cuando escribí este poema pensaba en la complejidad de esa situación, que hay varias fosas comunes que están llenas de cadáveres sin nombre y por eso hay muchas de esas referencias allí”.
En este poemario se ve la consolidación de un proyecto construido desde una postura de reflexión crítica, fruto del trabajo de Gabriela como periodista, cronista y como una persona que ha vivido y escuchado cientos de historias de vida, con sensibilidad y empatía. Su postura política alineada a los derechos humanos y, principalmente, a los derechos de las mujeres migrantes, sus familias y sus destinos, ha creado una obra comprometida que entra en el alma de los lectores para moverla profundamente.
Para adquirir el poemario «Madame Ho: Escrituras de Viaje», se puede ingresar a la página de Facebook de Gabriela Ruiz.