El Festival Ecuador Jazz 2016 ya anunció su cartel internacional y las sorpresas son igual de brillantes que en años anteriores. Por 12 años nos han acostumbrado a mantener la vigilia y dejarnos sorprender con un momento del año repleto de música para aprender, para descubrir, para recorrer el mundo con los sentidos.
En la edición que prepara la Fundación Teatro Nacional Sucre para este febrero, convive la voluptuosidad de los sonidos de la música del mundo con la franqueza del jazz y su vibración absoluta y profunda. Hay una magia que nos hace temblar cuando escuchamos tanto, tan en vivo y tan cerca. Para conocer más de esa magia y la poción que han preparado para el año nuevo, hablamos con Fabiola Pazmiño, productora general del Ecuador Jazz y convencida de que la música cuando viene en estas presentaciones une públicos y llena de orgullo a las ciudades. A Quito.
El Ecuador Jazz se ha posicionado en 11 años como un festival al que la gente considera que hay que ir…
El hecho de que sea uno de los festivales más esperados por Quito, más allá del cartel, para nosotros es un compromiso enorme. Es el festival que planificamos con mayor anterioridad tanto para los artistas nacionales e internacionales, ya que tienen mucha expectativa al respecto. Entonces por ejemplo, el cartel de 2017 ya está casi completo. Cada vez se vuelve más importante para la región participar en este festival. Para nosotros es súper importante mantenerlo en un nivel artístico e innovador que responda a lo que ha generado en el público.
¿Por qué decidieron sacarlo del Teatro Sucre a otros teatros como el México o el Variedades?
Ahora lo que queremos es aprovechar la acogida que tiene el festival para mostrar un poco más las opciones que tiene la Fundación Teatro Nacional Sucre como espacio cultural. No hay que olvidarnos que el Teatro es sólo uno de los escenarios de la Fundación. Ya que el festival tiene acogida, por qué no aprovechar para que la gente se amigue con nuestros otros espacios. El Teatro México es un teatro lindísimo, súper óptimo para este tipo de conciertos y la gente capaz por falta de conocimiento o por el susto de ir al sur, no asiste mucho. Queremos romper con esa idea, darle más retos a nuestro público, jugar con eso: si hacemos un festival que crece con ustedes, ¡crezcan con nosotros! Nos hemos jugado este riesgo pero con muchísima ilusión. Ahí se presentarán grupos internacionales muy interesantes. Creo que la gente espera el festival más allá del cartel y queremos que conozcan otros espacios y tenga una experiencia de fiesta dentro de la ciudad.
¿Es un festival para descubrir o su enfoque mira más a armar un cartel con grandes exponentes?
Hay mucho equilibrio en tener estrellas consagradas –que la gente las viene a ver porque las conoce de toda la vida–, como propuestas arriesgadas. Con éstas últimas me refiero a propuestas que tal vez no eran tan conocidas antes de que vinieran, pero a partir del concierto se volvieron importantes, como Sharon Jones, Alain Tussaint, Antibalas. Tal vez no eran demasiado conocidas pero se corrió un boca a boca importante, sus conciertos estuvieron repletos y después hubo un boom tremendo. Es lindo poder tener acá cosas que están en la vanguardia internacional, que no necesariamente son conocidas acá, pero que la gente tiene confianza y tiene la oportunidad de estar en algo único.
¿Cuál es la temática del cartel 2016?
Es un festival que está súper enmarcado en la música negra, en las raíces afro. También queremos hablar un lenguaje muy actual y en boga: las músicas del mundo. El cartel es un recorrido por varias regiones. Tenemos grupos que tienen instrumentos representativos de sus territorios o que representan a algún tipo de movimiento musical. Ese eje se hará evidente en la programación de este año.
¿En qué formas un festival de esta magnitud aporta a una ciudad como Quito?
Es un tema de autoestima y de empoderamiento de lo que tienes. Creo que este festival nos da esta sensación de felicidad de vanguardia. Sabes que durante dos semanas vas a tener acceso a cosas que perfectamente podrían estar pasando en cualquier otra ciudad del mundo y estamos hablando de Nueva York, Bogotá, Buenos Aires, cualquier ciudad de Europa. Es un festival que te hace sentir orgulloso de ser parte de algo que está pasando en nuestra localidad. Es algo que también te representa como melómano o como público frecuente. Formar parte de algo que es tan vigente alimenta el ego, la identidad de quienes viven en Quito.
¿Cómo ha cambiado el perfil de quien va al Ecuador Jazz? ¿Quiénes iban en sus inicios y quiénes van ahora?
Creo que el Festival desde sus inicios fue algo que al público jazzero, de cepa, académicos y melómanos le generó muchísima expectativa. Sin embargo, lo que nosotros hicimos desde 2010 es darle un sentido mucho más amplio y lo que hemos logrado es que si bien estos jazzeros profesionales que exigen que le Festival sea de jazz jazz, a pesar de que el cartel no necesariamente les parezca un cartel dado al jazz en su sentido más puro, lo respetan porque incluye gran nivel. Hemos logrado que este público más purista siga participando del Festival sin dejar que nuevos públicos conozcan otro tipo de propuestas que igual nacen del jazz. Entonces tenemos, sobre todo, gente que disfruta de la música más allá del género. Vienen niños, adultos mayores, de todo tipo y de todo rango social.
Hemos conjugado un poco los dos festivales que había: el Jazz in Situ, mucho más enfocado en las propuestas nacionales, con el Ecuador Jazz, más volcado a las internacionales. Lo que hemos hecho es conformar un festival mucho más largo, porque son dos fines de semana, pero jugamos siempre con las propuestas nacionales junto con las de otras partes y abrimos la plaza con la gran fiesta de la música, más allá del género, el domingo de cierre. No necesariamente son jazz. Sí tienen un espíritu jazzero en su constitución, pero es fiesta y una sorpresa linda para la gente, un momento familiar.
¿Cuál es el sonido que caracteriza al jazz que ahora hacen las bandas locales en la actualidad?
Actualmente, si hablamos de jazz, el Ecuador tiene un nivel súper alto. Los mejores músicos que tocan jazz son músicos que giran alrededor porque han tenido una formación en este tipo de música. Hay un ejemplo de rigor y vigencia desde estos músicos. Creo que esta corriente de la identidad local plasmada en la música sí se percibe en el jazz que está pasando ahora en Ecuador. Hay una presencia de ritmos ecuatorianos en nuevas propuestas locales que dan valor a la identidad nacional. Hay muchísimo instrumento andino fusionándose con jazz y con rock también. Hay un interés por generar un lenguaje propio y más personal, frente al jazz más tradicional.
¿Qué actividades paralelas a los conciertos habrá esta vez en el Ecuador Jazz?
Es lindísimo ver cómo los sectores culturales se vuelcan al jazz durante esas dos semanas a través de diferentes manifestaciones artísticas. Este año vamos a tener la muestra de Cine y Jazz y su cartel, al igual que el cartel de bandas, está formado de películas que en este momento se están proyectando en los festivales más importantes o que han sido icónicas, entonces la muestra es también algo muy de vanguardia y este año será en el Teatro Variedades.
También, la mayoría de artistas que vienen va a dar talleres o clases magistrales en espacios como el Variedades igual y universidades. Nuevamente haremos el Encuentro de Periodismo Musical y Gestión Cultural. Confirmados ya tenemos algunos programadores de festivales internacionales que van a venir para ver lo que está pasando en el Festival, conocer artistas nacionales y también para poner al Festival en un nivel más internacional y que empiece a formar parte del circuito. El Womad Chile estará pasando simultáneamente con nuestro festival y eso es lo que nos está dando chance de que venga por ejemplo, Cheik Tidiane Seck, uno de los africanos que estará en el cierre del Ecuador Jazz, luego de tocar en Santiago. Armar estos circuitos es muy importante porque también abre la posibilidad de que grupos nacionales participen en este circuito. El intercambio es elemental. Por último, las jam sessions van a ser más amplias. Esta vez, los músicos que van a estar en el festival serán los anfitriones de las jam sessions y tener así más tránsito artístico y más intercambio con los músicos que vienen. Hay que aprovechar todas esas coyunturas y ayudar así a la proyección de las bandas locales.
El Cartel del Ecuador Jazz 2016
Febrero 11
Hassan Hakmoun (Marruecos)
Yurgaki
Febrero 12
NY Gypsy All Stars (EEUU)
Trivial
Febrero 13
Yusa (Cuba)
Club d’Elf (EEUU)
Febrero 14
Luciana Souza (Brasil)
Donald Regnier Octuor
Febrero 18
Catherine Russell (EEUU)
Zulu Kings Band
Febrero 19
Rosa Passos (Brasil)
Paul Sánchez Quintet
Febrero 20
Lee Fields & The Expressions (EEUU)
Ensamble Jazz Andino
Febrero 21
Cheick Tidiane Seck (Mali)
Paíto y los Gaiteros de Punta Brava (Colombia)
Ecuador Encuentro Jazz