Días de un futuro pasado: Honest Jon’s y el resurgir del archivo Caife

por Juan Pablo Viteri
A Daniel le esperaba una gran sorpresa dentro de los archivos de su abuelo. En ellos estaba contenida una parte ineludible de la música ecuatoriana: la “época de oro”. Te presentamos esta historia que mira futuro, al presente y, en especial, al pasado de la música nacional. A lo digital y a lo análogo. Al sanjuanito y a la electrónica.

Daniel en su estudio. Foto: Juan Pablo Viteri

En el 2016 el New York Times publicó un artículo con una historia fascinante que involucra a un momento importantísimo del pasado musical del Ecuador. El texto cuenta cómo en el 2014 el productor Daniel Lofredo Rota —más conocido como Quixosis— hereda de su recién fallecido abuelo, Carlos Rota, un archivo de cintas de audio. Lo que en principio parecía un archivo personal, ni más ni menos, contenía grabaciones de la llamada “época de oro” de la música nacional y pertenecía a la disquera Caife, creada por Rota, en la década de los 40.

Daniel reconoció inmediatamente el valor de lo que tenía en sus manos y se dio el modo de digitalizar las cintas. Un proceso que marcaría el comienzo de una suerte de resurrección para la música contenida en aquel formato analógico. En el proceso, sin embargo, encontró varios misterios que rodean al archivo y a la época de la música nacional a la que representa. ¿Cuál fue el valor de esa música en su época? ¿Qué representó Caife para ese momento de la música nacional? ¿Qué hizo que esa música pierda relevancia y que la disquera finalmente cierre sus puertas? Estas han sido las directrices de una búsqueda permanente emprendida por Daniel, desde entonces. 

En estos cinco años Daniel ha ido encontrando pistas para resolver estas inquietudes. Pero al mismo tiempo, se ha encontrado con historias, personajes y canciones sumamente interesantes de los que pocos saben o que han quedado en el olvido. Una razón más que lo motivó a encontrar la estrategia adecuada para difundir este material y, así, revivir con fuerza aquella “época de oro” de la música nacional.

El año anterior, sus esfuerzos empezaron a generar resultados significativos. El reconocido label inglés Honest Jon’s está a punto de sacar a escala global una curaduría que incluirá una selección de las producciones más celebradas del sello Caife. Además de varias grabaciones que en su momento no vieron la luz o no recibieron suficiente atención. 

A finales del año pasado entrevisté a Daniel en su estudio y hogar. Quería conocer más detalles de este proceso y sus perspectivas y expectativas de lo que representará la inclusión del catálogo Caife en el sello inglés Honest Jon’s. 

Grabadora/reproductora de cinta magnética Ampex ATR-700. Foto: Juan Pablo Viteri

Honest Jon’s descubre el catálogo Caife 

Honest Jon’s es un sello de reputación mundial. Comenzó en 1974, en el oeste de Londres, como una tienda de discos conocida por ofrecer música negra y música folk de todo el mundo. En el 2002 se convirtió también en un label que desde entonces ha lanzado distintas compilaciones de música folk inglesa, dancehall jamaiquino, jazz afrocubano del bronx y otras tradiciones musicales migrantes. Su catálogo también cuenta con retrospectivas de artistas celebrados como Moondog, Maki Asakawa y Cedric «Im» Brooks. 

Honest Jon’s también ha lanzado producciones originales con artistas como The Good, the Bad & the Queen, Actress y Moritz von Oswald. Puede que estos nombres no resulten muy conocidos, pero una de las cabezas del sello es Damon Albarn, integrante de Blur, Gorillaz y de la ya mencionada The Good, the Bad & the Queen. 

Una de las piezas clave para que el archivo Caife llegue a Honest Jon’s fue la atención que medios anglosajones como el New York Times o NPR prestaron a la historia de Daniel y el archivo de su abuelo. El encargado de generar el enlace con estos medios fue Grant C Dull (aka ‘el G’) de ZZK records. Un personaje que, desde Argentina, se ha convertido en uno de los principales promotores de la movida regional de cumbia y folklore digital. Eventualmente estos artículos llegaron a la investigadora Ramona Stout, y fue ella quien, finalmente, generó el lazo entre Daniel y Honest Jon’s Records.

Según Daniel, para Honest Jon’s el archivo de Caife resultó conveniente y atractivo por varios motivos. En términos, prácticos, además de la buena calidad del formato, el archivo ofrece varias facilidades: está en un mismo lugar, en poder de una misma persona y en relativo buen estado. Estos factores, en definitiva, facilitan sustancialmente cuestiones logísticas a la hora de acceder al material y prepararlo para su relanzamiento. 

Pero no todo tiene que ver con la facilidad. El interés de la investigadora Ramona Stout y la gente de Honest Jon’s se da también porque encontraron una personalidad especial en la música ecuatoriana. Sin entrar en detalles de géneros y estilos, lo que llamó su atención fue “el sentimiento” que brota de las grabaciones. Y es que una cualidad muy atractiva de la música tradicional ecuatoriana es ese profundo “siendo triste vivo alegre”. No es coincidencia que hace más de 180 años Alexander Von Humboldt pronunciara la célebre frase: “Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste”. 

Además de esto, la forma rústica y sencilla en la que las grabaciones de Caife fueron producidas, contribuyó a que, a oídos de la gente de Honest Jon’s, se sientan particularmente auténticas y potentes. 

Cintas del archivo de Caife. Foto: Juan Pablo Viteri

Caife y la “época de oro” de la música nacional

Para el imaginario nacional el catálogo Caife representa un momento de apogeo de la música nacional, que se dio entre las décadas de 1940 y 1970. Fue un periodo al que se denominó “época de oro” y que se caracterizó por la aparición de composiciones e intérpretes de altísimo nivel que dieron vida a la música de principios de siglo, compuesta por gente como Carlos Guerra y Nicasio Safadi. El surgimiento de sellos como Caife, en los 1940s marca el inicio de un periodo de auge para la producción fonográfica nacional. Es entonces cuando figuras como el Dúo Benitez-Valencia, Dúo Aguayo-Huayamabe, Las Hermanas Mendoza Suasti y Olga Gutiérrez le dan un impulso gigante a la música nacional. Así se va construyendo esta llamada “época de oro”. 

Fue un periodo en el que también se hicieron profundas reflexiones intelectuales y artísticas alrededor de la identidad ecuatoriana. En aquellos días, en barrios tradicionales de la ciudad de Quito, músicos como los Benítez-Valencia se codeaban con artistas e intelectuales como Oswaldo Guayasamín y Jorge Enrique Adoum. Y es que el surgir de esta “época de oro” estuvo estrechamente relacionado con lo que Daniel define como “una suerte de inteligencia bohemia” apegada al indigenismo. Este último, un movimiento intelectual y artístico que, por entonces, emprendió una búsqueda de una identidad nacional desde las artes.

Daniel es consciente de los cuestionamientos que hoy se puede hacer al indigenismo. No obstante, cree que la música de ese momento se caracteriza por un interés honesto de incluir sonoridades andinas. Esto es evidente en canciones como “El Poncho Verde”, “Las Tres Marías” o “Amores Hallaras”. De hecho, Caife fue un sello con un perfil alternativo para el contexto. Mientras lo común para la época era enfocarse en el pasillo y géneros más europeos como el pasacalle o el fox incaico, Caife le dio énfasis a géneros más cercanos a lo rural e indígena. Principalmente al sanjuanito, y otros como el yaraví y danzantes. 

En el sello también se van incluyendo instrumentalistas indígenas. Un ejemplo emblemático es el célebre rondadorista Arturo Aguirre, a quien luego se lo conocería como “el rondador de América”. Daniel afirma que las intenciones de su abuelo y el sello “fueron verdaderamente progresistas” y sirvieron para construir, desde la música, un sentido de mestizaje inclusivo. De hecho, define a la música de la época como un punto que generó un verdadero diálogo entre lo mestizo e indígena. O, en sus palabras, “una reinterpretación de los ensambles barrocos y los valses de la era republicana mezclados con rondadores y temas tradicionalmente andinos indígenas. Esa es la esencia de este catálogo, esa es la música nacional es ese canibalismo mutuo”. 

Las joyas escondidas de Caife

La búsqueda de Daniel no se limita a los artistas celebrados. Con el tiempo, ha ido descubriendo en el catálogo historias y personajes fascinantes de los que poco se sabe. Un ejemplo es el de Biluka, un músico brasileño que emigró al país y se convirtió en uno de los músicos del Caife. Según Daniel, “Biluka era un multi-instrumentalista talentosísimo. Tocaba la hoja de naranja, el arpa de boca, guitarra y también cantaba. Hay una serie de 14 grabaciones increíbles de temas ecuatorianos grabados con hoja de naranja. Son hermosas y no están publicadas”. Sin embargo, no hay rastro de él. Se sabe solamente que era negro, talentoso y que murió en los 80 por alcoholismo. 

Otra de las joyas escondidas que Daniel encontró digitalizando el catálogo fue la voz de Belinda Blas, a quien pocos reconocen. Sin embargo, en la fiesta de relanzamiento del catálogo —celebrada en Quito el pasado noviembre— el misterio se despejó. La hija de Belinda se acercó a Daniel y le reveló que el nombre era un seudónimo y que su madre resultó ser la esposa de Héctor Bonilla, pianista del sello y leyenda de la música ecuatoriana. 

Existen otros nombres, como el de Luis Bolaños, “organista increíble”, cuyas grabaciones ignoran incluso sus familiares. Igualmente, hay evidencias de músicos panameños que circularon por toda Latinoamérica, pasaron por Ecuador y contribuyeron con el sello. 

Para Daniel una de las experiencias más mágicas en este proceso ha sido el poder viajar al pasado y descubrir personajes y canciones que estaban condenados al olvido. La intención, señala con emoción, es que estos relanzamientos permitan que historias como estas se resuelvan y, también, “hacer llegar a hijos y nietos de artistas que no tienen idea de la existencia de estas grabaciones”. 

Pared del estudio de Daniel. En el centro, una suerte de collage hecho de retazos de posters de tecnocumbia recolectados por el mismo artista. Foto: Juan Pablo Viteri

El futuro de la música nacional en un sello internacional 

Hacia finales de los 1970 la música nacional va perdiendo fuerza. Valencia –la estrella principal y más productiva del sello– muere en el escenario tras un ataque intestinal en 1972. Al mismo tiempo, empieza a surgir la necesidad de adaptarse la grabación estéreo, lo que implicaba una renovación tecnológica en un periodo de crisis económica.

En este contexto complicado, la creciente penetración de música extranjera en el país seguramente contribuyó a disipar el impulso de esta época. Aparecen nuevas corrientes extranjeras como la música disco, el rock, la nueva canción latinoamericana y ritmos caribeños como la salsa, el merengue y la cumbia. Esta última, de hecho, entra con tal fuerza que se termina mezclando con la música nacional para, eventualmente, dar forma a lo que hoy es la tecnocumbia. Frente a todas estas transformaciones y transiciones, Caife y la época dorada a la que representa llegaron a su fin de forma abrupta.

O quizá no. Casi medio siglo después se busca revivir y dotar de un sentido contemporáneo al impulso progresista que representó el sello Caife. A Daniel le parece evidente que la música, sus autores, intérpretes y el momento histórico al que representan tienen el potencial de informar, inspirar nuestro presente y crear un nuevo futuro.

Después de todo, fue un momento quizás inconcluso de nuestra herencia musical. No tuvo la trascendencia que merece y, definitivamente, no ha logrado integrarse en la memoria de las nuevas generaciones. La oportunidad de relanzar el archivo Caife en la actualidad es una chance de revivir esas ideas. Y, también, el sentimiento potente que caracterizó a la época de oro.  

Por estos motivos, Daniel considera que Honest Jon’s es el sello ideal para relanzar el catálogo Caife. Obviamente el sello inglés ofrece una distribución muy respetable a nivel internacional. Pero más allá de esto, Honest Jon’s es un label que se ha caracterizado por mirar a estas herencias musicales de una forma respetuosa, una que va más allá del exotismo y parte de una base investigativa.

Y es que el sello inglés no está interesado en contribuir con el mercado internacional de world music. Una categoría creada en los ochentas por la industria discográfica para enlatar a todo tipo de música étnica y tradicional que no proviene de occidente. Una categoría que además ha sido altamente cuestionada por sus sesgos colonialistas y romanticismos cursis. De hecho, el mismo Damon Albarn ha sido enfático en rechazar la definición de Honest Jon’s como un sello de world music. La base es fuerte. 

Y en efecto, la forma en la que Honest Jon’s irá publicando material del archivo Caife vendrá acompañada de información impresa, en inglés y español, sobre los músicos y géneros de las grabaciones. La intención es ir mucho más allá de un fetichismo basado en la novedad. Esta serie de relanzamientos será el resultado de un arduo proceso de investigación que a Daniel le ha tomado años. Por este motivo las publicaciones se irán dando poco a poco. La intención de ello es comunicar el contexto histórico que rodeó a la música y a sus intérpretes. 

Además, la idea es hacer que parte de la música sea accesible, no sólo en formato de vinilo, sino en formatos digitales de alta calidad. Daniel considera que es sumamente importante que los productores puedan acceder a la música del archivo y utilizarla para hacer sus propios remixes. Desde su misma experiencia como productor, considera vital esta posibilidad de reinterpretar a la música. “La música no tiene porque quedarse preservada, si la tratamos de preservar como un objeto etnomusicológico la estamos matando”, afirma enfáticamente.

***

Que una disquera internacional de la talla de Honest Jon’s le preste atención al pasado musical del Ecuador, resulta extraño y, sin duda, excepcional. Y es que es sumamente curioso que algo que perdió valor a nivel local esté siendo rescatado y a punto de ser distribuido globalmente. Y sucede en un momento de consolidación de una escena vibrante de músicos electrónicos que han venido explorando, desde lo digital, la música tradicional ecuatoriana. 

Artistas como Nicola Cruz, LaTorre, Mateo Kingman y el mismo Quixosis, no sólo van logrando una resonancia internacional. Hoy en día, se han convertido en la vanguardia de la música independiente de este país. 

Lo que nos lleva a una paradoja. Hoy más que nunca, parece ser que el futuro de la música ecuatoriana está en su propio pasado.

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