El nuevo disco de la cantante ecuatoriana contiene versiones de varios clásicos ecuatorianos. Aquí te contamos cómo lo hizo.
Por paradójico que pueda sonar, hay momentos en que apartarse de algo es estar más cerca de ello. Instantes en que el desplazamiento se presenta como el paso previo al verdadero descubrimiento. A la luz de la lejanía, de los miles de kilómetros que nos separan de casa, lo que dejamos atrás se tiñe de nostalgia, y las resonancias ocultas por el ritmo vertiginoso de la vida se vuelven más claras. Repiquetean fuerte en nuestra cabeza y nos sumergen en lo más hondo de lo ausente. Entonces, descubrimos por primera vez esa misma flor que creíamos haber descubierto hacía tanto tiempo.
Eso fue lo que le sucedió a la cantante ecuatoriana Mariela Condo cuando viajó por Europa. Venía de México, donde se sintió tan contenta, que pensó, entre broma y de veras, no volver a Ecuador. Pero esa estancia difícil en Europa pintó en toda su desnudez la nostalgia. Esa melancolía fue, en toda la amplitud del sentido, un viaje. Un tránsito interno que reveló las señas de una nueva etapa, de un nuevo disco. Un álbum llamado Al Viento...
“Yo necesitaba el viaje para entrar en otro viaje, el viaje interno. Entonces, la metáfora que me acompañó todo este tiempo fue esto de arar en el mar. Entré en ese cuestionamiento de para qué sirve hacer canciones. ¿Son cosas inútiles? ¿Cuál es el objetivo de hacerlas? Y cuando ya me decidí a hacer el disco y tenía que encontrar un nombre, el nombre más cercano a la voz, al viento, fue el más cercano. Fue esta idea de lanzar discos, canciones al viento. El viento es un elemento que lleva hojas secas, semillas”, señala Mariela, acerca del nombre que le ha dado a su nueva obra.
La imagen es clara: no dejar que las interrogantes apaguen la llama del arte. Dejarse ir, superar las dudas y, por encima de todo, disfrutarlo. Ser libre. Dejar, sencillamente, que la música habite el mundo.
No obstante, ello podría dar una impresión equivocada de Al Viento… Después de todo, el nuevo álbum de Mariela es todo salvo el resultado del descuido, de la improvisación. Por más que la idea haya surgido, como muchas de las grandes ideas, en un momento de revelación, de epifanía, el producto final es fruto del esfuerzo y de un amor desmedido por la música.
Un regreso a casa
A decir verdad, Mariela recuerda no haber escuchado las canciones ecuatorianas que integran su nuevo disco con la atención necesaria. Admite haberlas percibido, como muchos de nosotros, con levedad. Acepta haberlas incorporado a su cultura musical con una admiración corriente.
En ese sentido, su experiencia europea fue necesaria: “En medio de la oscuridad tuve un reencuentro con la música ecuatoriana, porque, hasta ese momento, yo escuchaba la música que todos hemos escuchado —Benítez-Valencia, Carlota Jaramillo y muchos artistas que han hecho una labor musical hermosa—, pero nos quedamos en la superficie”.
Y también fue necesario su encuentro con el músico ecuatoriano Willian Farinango, el gran responsable de los arreglos que le dan a Al Viento…su toque distintivo. Con su experiencia y una vasta cultura musical almacenada en su cabeza, fue Willian quien le reveló a Mariela muchos nuevos matices, inadvertidos hasta ese entonces, en las canciones ecuatorianas.
“Escuchar con él, a través de sus oídos, y de ir profundizando en detalles como, por ejemplo, el vibrato, la forma en que Carlota Jaramillo vibraba, y entender que el solo hecho de que esté este elemento tan chiquito como el vibrato ya habla de toda una historia. Porque el flamenco, por ejemplo, ya tiene otro vibrato. Y ahí queda otra historia. Cuando se canta el albazo hay ciertos elementos y ciertos ornamentos que están presentes, y hay que sensibilizar el odio para atrapar esos elementos, copiarlos y, después, sacar algo nuevo, una reinterpretación de estas canciones”, dice Mariela.
La semilla estaba plantada. Sólo había que regarla. En pleno mayo del 2019 vinieron, entonces, las cosas más complicadas: conseguir un estudio y planificar las grabaciones. Y, también, la mejor parte: tocar. Como en el anterior disco de Mariela, Pinceladas, Al Viento… fue grabado en vivo en el estudio, con cada uno de los músicos concentrado en coordinarse con su compañero, lo que le da un sabor más orgánico a la música. Y por si lo anterior no bastara, algunos de los temas fueron interpretados en presencia de público.
Como suele ocurrir con el tiempo que se destina a la creación, aquellos fueron meses intensos, repletos de trabajo. No obstante, el esfuerzo valió la pena. Y es que, en palabras de Mariela, Al Viento… no es el producto de una obligación por volver a las raíces. Por el contrario, nació de un momento potente en el que Mariela encontró la música, o, mejor dicho, en el que la música la encontró: “La música siempre te va a encontrar. Más allá de una intención de rescatar, la belleza es innegable. Siempre podremos ver dónde hay belleza”.
Apocalípticos e integrados
Como ocurre en nuestros tiempos, en los que basta apenas una serie de clicks para conseguir lo que queremos, el disco de Mariela ya está al alcance de todo aquel que quiera darle una oída. Lo está en Spotify y Apple music, las plataformas musicales por antonomasia. Y lo está en Bandcamp, la preferida por Mariela, por su modelo de “comercio justo”.
Pero eso no es todo. Según la artista ecuatoriana, en un par de meses podremos disfrutar su nueva obra en el formato preferido de los melómanos: el vinilo: “Es un objeto que todavía guarda una energía y un aura. Y esta cosa de tener un objeto reliquia es buena. Entonces, ¿cómo me voy a quedar atrás? Espero que en un par de meses ya podamos tener el vinilo”. Quedamos a la espera.
Y, a propósito, hay algo que no me he resistido a ocultar hasta el cierre, a manera de premio, si es que has llegado hasta acá. El verdadero nombre del disco no es Al Viento… Es Al Viento, Vol 1. Un nombre que sugiere algo muy claro: no es una locura afirmar que tenemos música de Mariela Condo para rato.